Trampas ocultas tras los términos y condiciones

Si te sientes satisfecho cada vez que aceptas los términos y condiciones de una app o página web como si hubieras firmado un acuerdo legal beneficioso para ti, debes saber que dichos términos (especialmente los de las páginas gratuitas) no están diseñados para defenderte, sino para proteger legalmente a la compañía y permitir que ésta recopile información de los usuarios y la venda a terceros.

Esto significa que las websites están interesadas en recopilar, almacenar y vender nuestros datos personales a otras compañías que los usarán para vender sus servicios o productos.

Digamos, por ejemplo, que compartimos una noticia en Facebook. Los términos y condiciones de esta red social permiten a la compañía reunir información de todo lo que hacemos en su página y en Internet; datos que se convertirán en anuncios en nuestro perfil de Facebook promocionando bisutería, flores, noches de hotel y un largo etcétera.

Estos actos no afectan a la responsabilidad limitada de la compañía, ya que se pueden beneficiar económicamente de los datos pero no son responsables en caso de robo, además de poder interrumpir el servicio cuando quieran.

Google es un buen ejemplo al respecto, sus términos y condiciones permiten recopilar nuestra información para proporcionarnos, supuestamente, los mejores resultados de búsqueda. En cambio, la realidad es otra. Google reúne información de los usuarios para bombardearlos con anuncios y publicidad. Asimismo, este gigante no es responsable de tus datos en caso de robo y no recibe sanción alguna si interrumpe, sin previo aviso, los servicios ofrecidos.

¿Qué podemos hacer?

  • Servicios de pago. Si no quieres que te inunden con anuncios, la mejor opción es utilizar un servicio de pago porque los gratuitos se financian a través de la publicidad. En cambio, los sistemas de pago sólo compartirán tu información con las autoridades en caso de que sea necesario (por ejemplo una investigación criminal). Además, los servicios de pago responden mejor a sus clientes y no suelen desaparecer sin aviso previo.
  • Contratos electrónicos. Las diferentes páginas, tanto de pago como gratuitas, permiten dos tipos de “acuerdos electrónicos”. Los acuerdos clickwrap implican que el usuario acepte fehacientemente los términos y condiciones de servicio. En cambio, en otras páginas, aceptamos sus términos de uso con solo navegar por el site (browsewrap). Por este motivo, el usuario debe leer los términos y condiciones en detalle, aunque a veces son demasiado extensos (como PayPal o iTunes, por ejemplo).
  • Información clara. Intenta utilizar los servicios que proporcionen descripciones claras y concisas de sus políticas. Si quieres saber qué páginas ofrecen los acuerdos legales más fiables, existen plataformas online donde nos ayudan a entender dichos términos de uso como Tossos.
  • Precisión. Facebook es un ejemplo de página que permite a sus usuarios modificar, hasta cierto punto, el tipo de datos que quieren compartir con los anunciantes. En este caso, os aconsejamos que leáis con cuidado los términos y seáis precavidos a la hora de configurar los ajustes. Si consideráis que las condiciones de uso son abusivas, entonces es la hora de cerrar vuestra cuenta.

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